CON SU PERMISO, PERO LUEGO DE UN AÑO: NO HAGO SINO EXTRAÑAR.

Hace 11 meses escribí unas palabras que definían mis añoranzas ante la ausencia de mi padre. Hoy al estar por cumplirse los primeros 12 meses de su partida, leo y releo mi propia expresión y encuentro que el tiempo paralizado me devuelve la misma soledad, la misma expectativa, los mismos sentimientos arropando mi alma. Pareciera que no ha pasado el tiempo, pero irremediablemente si lo ha hecho brindándome el regalo de tu pluma, permitiendo que se escape la cercanía familiar que tu soñaste y haciéndonos revisar errores y desaciertos. Sin embargo, la presencia sentida de tu compañía sigue a mi lado, silenciosamente. En conclusión sigo extrañándote. 
No se si pasará, no se si se trasmutará, no se si la bruma en mi cabeza te llevará algún día, pero estas aquí en mi corazón, hoy y mañana. Estas en mis ojos como esas luces que al cerrar los parpados semejan hilos o relámpagos que aparecen solo un instante. Estas en mi propia voz al darle la bendición a los muchachos.
Todavía no encuentro palabras más allá de lo ya escrito, creo que se acabaron. 
¡Que curioso!, se acaban las palabras, pero no los suspiros. Se acaban las palabras pero no las lágrimas, Se acaban las palabras pero no las ansias de encontrarte. Por esta razón, no hago sino extrañarte papi. 

No hago sino extrañar.
Extraño sus pasos suaves y cadenciosos acunando mi sueño,
cerrando postigos protectores.
Extraño sus ojos llenos de silencios, azules y profundos
que descubrían más que su boca.
Extraño su risa fresca y sorprendente,
siempre acompañada de picardía e inteligencia.
Extraño su desayuno tardío y suculento,
lleno de ritos dando orden al caos.
Extraño sus hallazgos inconvenientes en todos lados,
agudeza visual aderezada con reprobación.
Extraño sus luces en la ventana alumbrando las tinieblas sorpresivas
y asegurando el bienestar.
Extraño su acerado y tonto humor a flor de piel,
engranaje de palabras y sentidos infinitos.
Extraño sus flechas y notas en el periódico,
propiciando la lectura y el comentario inteligente
Extraño su peine cantarín y alborozado,
que entre risas y chistes conforma la complicidad familiar.
Extraño su puesto en la mesa,
geografía personal que cartografío mi vida entera.

Pero sobretodo y egoístamente
Extraño mis pasos en la escalera para ver su sueño,
en donde el eco vacio me trae a la realidad.
Extraño mis labios buscando su rostro,
buscando el perfil adecuado para que me viera llegar.
Extraño mi mano separando su postre,
alianza nocturna cotidiana.
Extraño compartir mis logros, mis problemas y mis sueños,
confidencia en oídos siempre indulgentes.
Extraño nuestros encuentros fortuitos y sorprendentes.
Extraño a mi misma pidiendo esa bendición
que exorciza lo malo e invoca la suerte.
Extraño a mi alma buscando la suya,
esencias que el universo une, reúne y reunirá por siempre.
Extraño a mi primer gran amor,
sentimiento de confianza que trasciende la sangre.

No hago sino extrañar a mi padre, su amor seguro como barrera, 
sus luces, su protección y su amor.
Mis manos aunque llenas se abren a la espera de más,
pero hoy a un año de su partida,
no me queda sino extrañar.

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