Mario y la Mujer. Una relacion cotidiana con el amor y la mujer

Nada es casual. Este texto que me envia mi querida amiga Adriana Bocalón, periodista magnífica y aún mejor ser humano, emergue en un momento  en lo personal que resulta significativo. Hace apenas unos dias se casó una de las pocas personas que puedo llamar amiga, la señora (porque lo es mas allá de ser doctora) Janisse Salazar, ahora de Gitlin. Hago esta referencia porque los sentimientos que flotaron en esa ceremonia van mas allá de la simple unión de dos personas amigas, compañeras y amantes. Ante mis ojos pude presenciar un acto de unión lleno de esa belleza de la que habla Mario, en una mujer que brilla en los ojos de su amado, una mujer que le brillan los ojos al ver a su Carlos. De eso se trata vivir. Me siento privilegiada por haber participado de ese momento.
Es por ello que comparto con ustedes este homenaje del premio novel de literatura 2010 a la mujer, al amor de todos los dias y sobretodo a la vida. SALUD JANI.

Para todas las mujeres que conozco y para los hombres que las acompañan:


Mario Vargas Llosa.

Todas las flores del desierto están cerca de la luz. Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio, o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.
Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estas triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran solo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento. Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuantas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.
Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el medico, y esperan al novio ilusionadas con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso. Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.
Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Solo hay que saber mirar mas allá del tipazo, de los ojazos ,de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigo de la forma y enemigo del alma.
Vértigo de divas, y llanto de princesas.
Las verdadera belleza esta en las arrugas de la felicidad...

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