Aquí de vuelta.

 Aquí de vuelta. Pareciera que han pasado mil años, que se ha surcado el horizonte entero, que se han transitado todos los caminos, pero simplemente se ha vivido. ¿Les ha pasado que el dolor, la expectativa y las añoranzas no les dejan respirar? Allí pareciera que cualquier otro esfuerzo no vale la pena. Quizás sea dramático decirlo así, pero todos mis sentidos y pensamientos se centraron en un solo propósito. Nada mas tenía sentido. ¿Era una postura sana? seguramente que no pero así lo viví y es solo siete años después que me puedo detener para ver lo caminado, lo vivido, lo sentido, lo amado. Fue hermoso, doloroso y lleno de sorpresas. Esa es mi escusa para irme. Esa es mi escusa para estar escondida sin querer afrontar. Y esa es mi escusa para volver. Mi corazón estaba ocupado añorando y deseando. No había lugar para más.  Durante ese tiempo trabaje y soñé. Me alimenté y soñé. Seguí soñando y soñando hasta que el sueño se cumplió. 

Fueron mayores las expectativas que la realidad cumplida, puede que no. Logré lo que quería. Conocí de nuevo a gente que ya conocía y vi en lo que se han convertido. Conocí a gente nueva que estaba creciendo lejos de mí y que ahora me conoce. Encontré cosas que amo, amé y amaré siempre. Vi mi esencia como en un espejo. Recogí recuerdos y los convertí en cosas nuevas. Construí recuerdos nuevos. Conocí gente nueva que solo vi en sueños. Perdí toda esperanza y comencé a creer de nuevo

Todo ello me trajo aquí y estoy de vuelta. Esta que parece ahora sí, viva y con el corazón reparado o por lo menos en reconstrucción. Esta que no espera nada y mucho a la vez. Esta que ve que la distancia no es lejanía, sino una sana fraternidad. Esa que comienza a saber que le conviene y que no; que puede soportar y que no; que busca y que puede encontrar. 

Sueños los de siempre, solo que ahora la felicidad tiene un nombre que me pertenece. Por eso estoy de vuelta y tengo mucho que contarme.