LA GRAN ELENA, PERO NO LA DE TROYA.
Pocos seres han pasado por mi
vida dejando una huella tan profunda en mi alma, como lo hizo Elena, o mejor
HELENA TEPEDINO, la gran dama caripera trasplantada a la cuna del Mariscal
Sucre. Nunca fue mi profesora, pero si mi amiga, confidente, colaboradora,
madrina de promoción y cómplice perfecta para cualquier sarao cultural, artístico
y de amigos. La conocí en mi época de estudiante en la UNA. Ella académica del
área de lengua, aderezaba sus asesorías con la intuición desarrollada en su
otra carrera la psicología y la distinción heredada de la familia y la cultura.
Hoy con orgullo y alegría, las
profesoras Eukaris de Abreu, Mercedes Fernández y yo, despedimos su cercanía,
su compañía, en estos lares cumaneses ante el obligado traslado a la perla del Caribe
junto a sus amores de siempre: su madre, hermana, hija y nieta. Merecido reposo
de esta guerrera que todavía no cuelga los guantes y comparte su tiempo entre
amores, saberes, inmuebles, arte, amigos y compromiso político. Es de todos
conocidas, su absoluta adicción a todo los que es bello y significativo para el
ser humano y su responsabilidad ante la profesión y su país. Son innumerables
las vidas de alumnos y compañeros que impactó en forma certera.
Son famosas son tertulias y
disertaciones sobre arte, literatura y cultura en general. Fue motor de todas
las actividades festivas, académicas y culturales como extensionista en el
centro local Sucre. Veinte años en los cuales nos dimos el lujo de que nos
representara con dignidad y clase en cualquier escenario.
Igualmente memorables son sus
ocurrencias, sus olvidos, sus distracciones siendo incontables las anécdotas
protagonizadas por esta culta señora que personifica lo académico en toda su
extensión. Siempre la recordamos en ocasiones en que sus intríngulis surgen dejando en vilo a interlocutores, o que su avistar la lancha a Margarita confunde
empleados, o que sus pensamiento a velocidad infinitesimal no se percatan que
el carro estaba en el taller y no en el estacionamiento esperando. Todos y cada
uno de sus amigos y compañeros tenemos algo que contar sobre Helena, algo que
recordar, algo por lo que sonreír y mucho de que enorgullecernos y quererla.
Dentro de unos días avistaremos
la lancha llevándola para instalar su nuevo hogar en Margarita junto de su alemán.
Sabemos que su compromiso con Mujeres de
Sucre, no termina; por el contrario solo va a arar otras tierras donde
instalar ese CAMINO que ella, que yo y muchos otros sabemos que HAY. También,
conocemos su compromiso con la amistad, con el afecto que le profesamos, es por
ello que tenemos la seguridad de encontrarla al alcance de una invitación, de
una ayuda, de un requiebro; que siempre estará cerca de nosotros a través del
sentimiento. Abogamos por su nueva vida mejor, más tranquila, de mayor nivel en
esa isla caribeña que se ha convertido merecidamente en el paraíso en el cual
soñamos gran parte de los venezolanos.
Gracias Helena por tu vida
dedicada a la educación, a la vida y la amistad. Gracias por tocar mi vida y la
de muchos. Gracias por ser la GRAN HELENA, no importa que no seas la de Troya.
las tres jefas las quiero mucho salud para todas
ResponderEliminarAsí es, ni más ni menos, saludos
ResponderEliminarQue lindas palabras, que invitan al querer, emitar todo lo bueno, de su linda amiga y compañera;"La Gran Helena, pero no la de Troya"... mis respetos profesora, un abrazo.
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