Saramago, otra vez. Ensayo sobre la ceguera.

Luego de culminar la lectura del Viaje del elefante del portugués José de Saramago, empecé a investigar con respecto a este escritor que ganó el premio nobel de literatura en 1998. Sorprende su prolífera producción y aún más esa prosa, que ya pude conocer a través del paquidermo y su viaje, que se muestra tan fluida y cuidada a pesar de presentarse plana con respecto a los aspectos netamente gramaticales. Si bien es cierto que quizás debí empezar por sus obras primeras, no creo que represente una equivocación mayor, pues en esta novela escrita quince años antes del Elefante ... se encuentra el mismo dinamismo y la misma fuerza que en año 2009.

Debo comenzar por señalar que la novela se presenta como cualquier Thriller, el pánico invade a los personales y a nosotros ante una inexplicable ceguera que poco a poco se esparce por la ciudad. Inexplicable de principio a fin, lo cual constituye lo menos importante ante la cantidad de calamidades que sufren unos personajes sin nombre, sin identidad expresamente señalada.
Saramago toca una de las fibras más sensibles de cualquier persona; la capacidad de ver, de ser autosuficiente, de ser libre.  Humanidad representada en una mujer. Es evidente que ello no es casual, puesto que ese elemento femenino sirve de luz y faro a una manada de seres envueltos en una situación inusual. Ello brinda oportunidad al autor, para hacer una crítica profunda de lo que llamamos humanidad, del Estado y su burocracia, de la sociedad ante una catástrofe, de la hipocresía en la cual vivimos. En conclusión, esta aventura se centra en el tránsito de los seres humanos a través de una dualidad animalidad-humanidad que cual amalgama los configura y los envuelve.
Durante todo el argumento los seres humanos involucrados pasan por las mayores agonías, las mayores bajezas, los más grandes horrores, y a pesar de ello, vemos como la humanidad busca caminos, a veces no muy rectos para sobrevivir. En un momento crucial encuentro esta reflexión: Si acabamos todos ciegos, como parece que va a ocurrir, para qué queremos la estética, y en cuanto a la higiene, dígame, doctor, qué higiene hay aquí, Probablemente, sólo en un mundo de ciegos serán las cosas lo que realmente son, dijo el médico, Y las personas, preguntó la chica de las gafas oscuras, Las personas también, nadie estará allí para verlas,
Así, la libertad, la seguridad, la comodidad, la indiferencia, la solidez y la vida misma, se ven alteradas ante la ceguera que unifica, iguala y castra toda posibilidad de autonomía. Ceguera que vuelve animal al hombre. Ceguera que permite que sus más grandes defectos y virtudes afloren al unísono. Leer este relato fue una experiencia sorprendente. A pesar de los horrores presenciados, es una lectura difícil de dejar. Al final, a pesar de todo la vida busca resurgir. Sin embargo, es evidente que ese renacer no está exento de aprendizajes para esos personajes sin nombre. Es así que los párrafos finales a manera de conclusión los protagonistas señalan: Por qué nos hemos quedado ciegos, No lo sé, quizá un día lleguemos a saber la razón, Quieres que te diga lo que estoy pensando, Dime, Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven.
En definitiva, es una lectura llena de simbolismos, de reflexiones, de imágenes unas aterradoras otras esperanzadoras que nos trasportan a un mundo que evidentemente no desearíamos conocer.

Comentarios

  1. XD, este me suena mucho más tentador, cuando salga de otros proyectos me leeré este :), interesante tu entrada madre XD

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  2. MaríaT, te veo en una nueva faceta, excelente...

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