Una respuesta...

Mi querido amigo Jesús Cubillán me escribe un comentario que creo amerita una discusión más profunda desde la idea de dar una plausible respuesta a las interrogantes que podemos plantearnos con respecto a los niños.
Jesús habla de incertidumbre ante lo que los niños piensan de nosotros. Creo que la actitud más sana es esta, pues deja de lado la certeza que nos ha nublado la mirada por mucho tiempo. ¿Qué piensan? Asumo que allí está el problema. ¿Nos detenemos a conocer lo que piensan? ¿Hablamos o actuamos pensando en cómo ellos lo van a interpretar? Creo que no. La prepotencia de la adultez nos obnubila y no somos capaces de ver que el niño no transita nuestras mismas coordenadas, no se rige de las mismas lógicas. Quizás debamos contentarnos con caminar a su lado para ayudarlo, para sentirlo y orientarlo en su vida. Ya eso es un gran regalo. Ojala mis niños me dejen estar a su lado hasta el final de mis días.

Comentarios

  1. LA MIRADA, MARÍA TERESA, ES UN TIEMPO QUE SE DETIENE CUANDO EL MUNDO SIGUE SUS CURSOS DE VIDA. LA MIRADA QUE SE DETIENE PARA CONTEMPLAR A LOS NIÑOS Y NIÑAS, ES LA MIRADA QUE JUZGA IMPLACABLE LA CONDICIÓN DE UN TIEMPO QUE NUNCA TIENE DEFINICIONES PORQUE QUIEN PUDIERA CONCEPTUALIZARLA, LOS NIÑOS Y NIÑAS, CARECEN DE CONCEPTOS Y CATEGORÍAS PARA HACERLO. LA MANERA DE CONTEMPLAR ESA FASE DEL SER ES MIRANDO SIN PENSAR, DE TAL MANERA QUE EL PENSAMIENTO SEA SOLO UN PAISAJE DE UN TIEMPO SIN DEFINICIONES

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  2. Ciertamente Jesús, el quid del asunto se encuentra en el pensamiento del cual abreva la mirada. Unas llenas de preconcepciones que se estrellan ante la infancia.
    El problema es que no sabemos interpretar ese choque y por el contrario endilgamos al niño reclamos, exigencias y justificaciones cuyo saldo a favor siempre está en el adulto. Juego de poder que bien conocemos que impregna la relación. Por eso hablo de prepotencia, la misma de la razón aquella..
    La mirada no es implacable en sí misma. Por esa razón, se trata de ir más allá de interpretarla como un corte transversal en el tiempo, como tú bien lo señalas. No es un ver-observar, ver-analizar, ver-concluir con los ojos o con el entendimiento, es un ver-sentir, ver-tocar, ver-vivir. Es allí donde se enlaza con ese pensamiento cual paisaje-pasaje sin fronteras espaciales ni temporales.

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